Él es Cachopo, un perro de apenas un año y diez meses de vida. Sus anteriores propietarios, por llamarles de alguna manera educada pues lo que realmente pensamos no lo podemos decir, en vez de buscar soluciones, habían decidido que la eutanasia era la única opción para él. Pero nosotras no podíamos permitir que la irresponsabilidad y la falta de compromiso acabasen con su vida. Así que aún sin tener sitio, nos hemos hecho cargo de él. Es un perro buenísimo, desprende amor y cariño por todas partes, y estamos muy felices de haberle podido salvar. Pero ahora necesitamos vuestra ayuda, necesitamos dinero para pagar su residencia y también que compartáis para que llegue a la mayor cantidad de gente posible, porque entre ellos estará la familia que merece.