Las personas y los animales podemos aprender a comportarnos de forma pasiva ante situaciones que creemos fuera de nuestro control, cuando esto ocurre y dejamos de intentar cambiar las circunstancias, cuando nos damos por vencidos y simplemente decidimos que es mejor no hacer nada porque de todos modos no vamos a poder evitar las consecuencias, nuestra capacidad de iniciativa se anula y entramos en lo que se denomina indefensión aprendida.
Este estado es provocado cuando a un ser humano o animal se le castiga reiteradamente sin importar lo que haga, lo que lleva a que éste deje de intentar hacer nada ya que piensa que es la única manera de evitar el castigo. Puede parecer que para llegar a eso estamos hablando de castigos físicos altamente abusivos para el sujeto, pero cuando se habla de castigo no solo se trata del daño físico, el maltrato psicológico puede ser mucho peor que el físico y es relativamente fácil conseguir que alguien se rinda y entre en estado de indefensión sin siquiera tocarle.
La indefensión aprendida en los perros
Por desgracia es muy común hoy en día observar a perros que se encuentran en indefensión y cuyos propietarios no son conscientes de ello, puesto que la apariencia es la de un perro tranquilo, “sumiso”, que obedece sin rechistar a todo cuanto se le exige y prácticamente parece un robot automatizado.
Una situación que puede conducir fácilmente a indefensión aprendida es el “paseo militarizado”, cuando el propietario pretende que el perro camine a su lado la mayor parte del tiempo y para lograrlo le da un tirón de la correa cada vez que el perro se adelanta, cuando se para a olisquear el suelo, si se desvía para acercarse a otro perro, o si hace cualquier otra cosa que no sea caminar pegado a él. El dueño tiene claro que su objetivo es “enseñarle” al perro a caminar a su lado y es posible que haciéndolo así finalmente lo consiga, pero la realidad es que el perro no ha aprendido que caminar al ritmo de su dueño es agradable y además lo correcto, si no que aprende que cualquier otra cosa que haga conlleva castigo y decide que es mejor no hacer nada y “desconectarse” del mundo para evitarlo. Lo que lleva a ese animal a la indefensión no es el simple hecho de tirar de la correa, si no la sensación del perro de que es incapaz de gestionar esa situación, no ve una forma de solucionar el problema, así que deja de intentarlo y se da por vencido.
Ayudante Técnico Veterinario especializada en etología canina. Tiendanimal me ha permitido durante años trabajar en lo que más me apasiona: el mundo animal. Compagino mi trabajo colaborando como voluntaria en protectoras, santuarios, reservas y cualquier evento o actividad relacionada. He realizado diversos seminarios y cursos relacionados con la educación canina, las aves, la primatología y un largo etcétera. Disfruto aprendiendo cada día de estos increíbles compañeros con los que tenemos la suerte de convivir.
yo a mis perros los dejo ver, hacer, oler lo que quieran y tambien tiro de ellos si he de hacerlo pero nunca los castro emocionalmente. Hay gente que durante los paseos estan todo el rato diciendoles JUNTO…yo paseo con mis perros, no los castigo a ir de paseo.
Esto es lo que se ha aprendido de algunos programas que hay para la educación del perro, me parece fatal! Pues mucha gente va por la calle lhaciendo exactamente esto que se dice en esta publicación