Primero debemos observar
Lo primero que deberíamos hacer, es una interpretación de los ladridos y un análisis de los mismos, del porqué, las características del animal, la educación recibida, la falta de una inculcación apropiada, adecuada y acertada de unas normas básicas, en definitiva, caso por caso y en cada caso unos hechos diferentes. La verdad es que es muy complejo y difícil dar una explicación al hecho de que el perro ladre al marcharnos. Entre los muchos motivos, los más probables sean la frustración o el miedo, dependiendo de las características del animal, de la raza y los hábitos del mismo.
Los que tenemos perros, estamos ante la obligación, de velar por el bienestar del animal, de cubrir sus necesidades, de facilitarle sus paseos diarios, de inculcar unas normas básicas y, en resumen; ya que tenemos un perro, o cualquier otra mascota, de tenerla bien y en unas mínimas condiciones cívicas.
Pero en general, hay algo de podemos hacer y que es muy importante tener en cuenta: no reforzar su ladrido, cuando ladre y no venga a cuento. No debemos premiar los actos del animal que nosotros no queremos que haga. Es decir, si el perro ladra y no le corresponde hacerlo, debemos ignorarlo completamente. Si el perro nota que con su ladrido, consigue que le prestemos atención, seguirá ladrando, por tanto, debemos ignorarlo.
En el caso contrario, cuando queremos que ladre, como por ejemplo si se acercan extraños al jardín o a la casa, en ese momento debemos reforzar, premiar o elogiar al perro, cuando su acción es correcta, deseada o acertada. E ignoramos cuando no lo es, es decir ni tan siquiera debemos dirigirnos a él para recriminar su actitud, porque ya ha conseguido lo que desea: que le prestemos atención.
Constancia y paciencia son las claves
Esto no quiere decir que no podamos reñirle, por el hecho de ladrar cuando no le corresponde o nos marchamos de casa, pero si se le reprime, tiene que ser en el momento preciso de ladrar y de la forma apropiada. Si nada más cerrar la puerta, el perro ladra y enseguida volvemos a entrar para que se calle, entonces estamos reforzando y aprobando, que en futuras ocasiones ladre otra vez y justamente es lo que no queremos. Porque él sabe que si ladra, regresamos a casa. Por ello debemos controlar bien el momento en el que actuamos, ya que si no lo hacemos bien, podemos conseguir el efecto contrario.
Con paciencia podemos lograr muy buenos resultados, se trata de reforzar cuando no ladre y de ignorar cuando lo hace. Entonces, preparamos un premio de los que más le guste al perro, tanto puede ser su juguete favorito o unos deliciosos snacks.
Si vuestro perro aún no ha encontrado el snack con el que se sienta recompensado de verdad, tenéis una gran variedad de golosinas para perros y cachorros, donde poder elegir. Porque siempre es mejor recompensar el buen comportamiento de nuestra mascota que regañarle cuando lo hace mal.
Es preferible premiarlo con la comida porque podemos realizar el ejercicio con muchas repeticiones sin pérdida de tiempo, ya que con el juguete, entre que juega y conseguimos que nos lo vuelva a entregar, el aprendizaje se disipa en el tiempo y la mascota se distrae, no se presta atención, en lo que es la finalidad del ejercicio. Pero si tenemos tiempo de sobra, podemos combinar ambas técnicas.
Trucos para evitar que nuestro perro ladre
En caso de que ladre, tenemos que esperar el momento justo, cuando haga un silencio con su ladrido y rápidamente entramos, para entregarle un snack de perro acompañado de los correspondientes elogios. Es muy importante la precisión, en caso de que cuando vayamos a entrar, el perro ya ha empezado nuevamente con su ladrido, entonces debemos esperar otro espacio de silencio. Debemos tomarlo como un juego y un entretenimiento, para que los dos podamos disfrutar del ejercicio. Tras varias repeticiones, el perro comprenderá que, si se calla su dueño entra y le entrega un premio y consigue más que si ladra. Llegados a este punto, se trata de alargar los tiempos de espera para entrar tras el silencio del ladrido, y los premios y elogios serán más grandes.
Si el perro ladra constantemente y vamos alargando los tiempos de silencio, cuando alcanzamos unos retos, por ejemplo si conseguimos que el perro esté cinco minutos sin ladrar y esperando fuera, cuando entremos, le entregaremos un buen puñado de comida y aumentaremos los elogios, para demostrar al perro, que estamos muy satisfechos con su actitud. En los próximos ejercicios volveremos a los trocitos individuales y, si son varias repeticiones en un mismo ejercicio, es decir, si hacemos varias veces el acto de entrar y salir de una vez, al finalizar, la última vez que hagamos el ejercicio, también le entregaremos un poco más de comida que las primeras veces, para reforzar que el perro se quede con un grato recuerdo de este juego.
Con unas cuantas sesiones y paciencia, lograremos que el perro no ladre al marcharnos de casa, porque sabe que al volver tiene su recompensa, por ser buen perrete.
Ayudante Técnico Veterinario especializada en etología canina. Tiendanimal me ha permitido durante años trabajar en lo que más me apasiona: el mundo animal. Compagino mi trabajo colaborando como voluntaria en protectoras, santuarios, reservas y cualquier evento o actividad relacionada. He realizado diversos seminarios y cursos relacionados con la educación canina, las aves, la primatología y un largo etcétera. Disfruto aprendiendo cada día de estos increíbles compañeros con los que tenemos la suerte de convivir.
Hola que puedo hacer mi perro cuando me voy de casa empieza a ladrar y se tira mucho tiempo ladrando como lo puedo solucionar