Aunque los gatos son animales extremadamente limpios, hay momentos en los que pueden oler mal, y eso casi nunca ocurre porque sí. Detrás del mal olor puede haber muchas razones.
En este artículo encontrarás las causas más comunes por las que un gato huele mal, cómo reconocer de dónde viene el olor y qué puedes hacer para solucionarlo o prevenir que vuelva a aparecer.
¿Cuándo el olor de tu gato no es normal?
Cada gato tiene su propio olor. Quien convive con él lo reconoce sin pensarlo: ese aroma limpio, cálido y suave del pelaje sano.
Por eso, cuando ese olor cambia, se nota enseguida. Un mal olor no es algo normal en un gato, y suele ser una señal de que algo necesita atención. A veces puede deberse a algo muy simple, como que se haya ensuciado mientras jugaba, y otras veces puede estar relacionado con su salud.
La clave está en detectar de dónde viene el olor y si aparece de forma puntual o persiste con los días.
Si es un olor que desaparece tras un baño o una limpieza, probablemente no haya motivo de preocupación. Pero si se mantiene o se intensifica, conviene observarlo con más detalle o comentarlo con el veterinario.
Principales causas por las que tu gato huele mal
Cuando el olor no desaparece con una limpieza o se nota cada vez más, suele haber una causa concreta detrás.
A continuación, repasamos las razones más comunes por las que un gato puede oler mal y qué puedes hacer en cada caso.
Problemas dentales o de encías
El mal aliento en gatos es una de las causas más frecuentes del mal olor. Si notas que su boca desprende un olor fuerte o desagradable, es posible que haya una acumulación de sarro, una inflamación de encías o incluso una pequeña infección bucal.
A veces, el olor también puede venir de restos de comida atrapados entre los dientes o de un problema digestivo que se refleja en el aliento.
Qué puedes hacer: observa si su aliento ha cambiado, si evita el pienso seco o si notas las encías más rojas o inflamadas. Lo mejor es acudir al veterinario para una revisión dental y, después, establecer una rutina de higiene bucal en casa: cepillar sus dientes con productos específicos para gatos, usar pastas enzimáticas o darle snacks dentales.
Puedes leer el artículo: Cómo limpiar los dientes a un gato, donde te explicamos paso a paso cómo acostumbrarlo a esta rutina.
Infecciones en la piel o heridas
Otra causa frecuente de mal olor es la piel. Si tu gato tiene una herida, una zona irritada o un absceso (una infección bajo la piel), es posible que empiece a oler mal, especialmente cuando la zona supura o se inflama. Estos casos suelen venir acompañados de un lamido insistente en el mismo lugar o de que el gato se rasque más de lo habitual.
Qué puedes hacer: revisa su pelaje con suavidad y busca zonas húmedas, costras o enrojecimientos. Si notas una herida que huele mal o supura, lo más seguro es acudir al veterinario para que determine si hay infección y dé el tratamiento adecuado.
Glándulas anales obstruidas
Los gatos tienen dos pequeñas glándulas a los lados del ano que liberan una sustancia con olor muy fuerte, que usan para marcar su territorio. Si esas glándulas se bloquean o se inflaman, el olor se vuelve mucho más intenso.
Además, el gato puede mostrar comportamientos como arrastrar el trasero por el suelo, lamerse mucho la zona o incluso quejarse al defecar.
Qué puedes hacer: si el olor viene claramente de esa zona, es probable que necesite que el veterinario vacíe las glándulas. En casa, mantener la bandeja de arena limpia y una dieta equilibrada (que favorezca heces firmes) ayuda a prevenir este problema.
Trastornos digestivos y gases
Los problemas digestivos también pueden estar detrás del mal olor. Una mala digestión, intolerancias alimentarias o la presencia de parásitos intestinales pueden provocar gases, heces con mal olor o residuos que se adhieren al pelaje.
Qué puedes hacer: revisa su alimentación. Los alimentos con exceso de granos o lácteos pueden causar gases o digestiones pesadas. Opta por un pienso de calidad y evita los cambios bruscos en su dieta. Si el problema persiste o notas diarrea recurrente, lo mejor es que lo evalúe un veterinario.
Te recomendamos además esta selección de mejores piensos para gatos con problemas digestivos.
Falta de higiene o problemas para acicalarse
Los gatos se acicalan constantemente, pero hay momentos en los que pueden dejar de hacerlo con la misma frecuencia o eficacia. Esto suele ocurrir por sobrepeso, dolor, edad avanzada o simplemente por acumulación de pelo suelto.
Cuando un gato no puede limpiarse bien, el pelaje se apelmaza, acumula grasa y restos, y termina por generar olor.
Qué puedes hacer: ayúdalo cepillándolo con regularidad, sobre todo si tiene el pelo largo. Si notas que ya no se limpia como antes o que parece incómodo al moverse, podría necesitar una revisión veterinaria para descartar dolor o rigidez.
Problemas urinarios
Un olor fuerte y persistente, parecido al amoníaco, suele tener relación con la orina. A veces el gato puede mancharse al usar la bandeja, o el olor se queda en el pelaje si no logra limpiarse bien. También es posible que haya una infección urinaria o, en machos sin castrar, que se trate de marcaje con orina.
Qué puedes hacer: asegúrate de mantener la bandeja limpia y observa si orina con normalidad. Si ves cambios en la frecuencia, presencia de sangre o notas que se queja al hacerlo, lo más recomendable es acudir al veterinario para descartar problemas.
Infección de oídos
Las infecciones de oído son una causa bastante común de mal olor en los gatos, sobre todo si el olor proviene de la cabeza o si notas que sacude mucho la cabeza. Pueden generar un aroma fuerte, como a humedad o a cera rancia. Además, suelen ir acompañadas de picor, exceso de cerumen y rascado constante.
Qué puedes hacer: revisa con cuidado el interior de las orejas (sin introducir nada dentro) y observa si hay suciedad, enrojecimiento o mal olor. No uses bastoncillos ni productos caseros; lo más recomendable es llevarlo al veterinario para que determine la causa —puede ser una otitis, ácaros o un hongo— y le dé el tratamiento adecuado.

Parásitos externos
Pulgas, ácaros o ciertos hongos en la piel también pueden ser responsables del mal olor. Estos parásitos no solo causan picor y caída de pelo, sino que pueden provocar pequeñas heridas o infecciones secundarias que generan ese olor característico a humedad o a piel irritada.
Qué puedes hacer: revisa su pelaje con frecuencia, sobre todo si sale al exterior o convive con otros animales. Si se rasca mucho o tiene costras, consulta al veterinario. Y si no sabes por dónde empezar, lee el artículo: Cómo desparasitar un gatito.
Cómo prevenir el mal olor en tu gato
Con unos cuidados básicos y algo de atención, puedes mantener su pelaje, su boca y su entorno siempre limpios.
Algunos consejos que funcionan:
- Cepíllalo con frecuencia. Retira el subpelo y suciedad, y ayuda a que su piel respire mejor.
- Limpia sus orejas de vez en cuando. Usa productos de limpieza para oídos para gatos y una gasa suave; así evitas exceso de cera y mal olor.
- Cuida su boca. Cepilla sus dientes o usa snacks dentales para prevenir el mal aliento.
- Mantén su arenero limpio. Quita los restos a diario y cambia la arena con regularidad.
- Revisa su pelaje. Sobre todo si sale al exterior: puede traer tierra, hojas o algo que huela mal.
- Desparasítalo según el calendario. Las pipetas para gatos o collares antiparasitarios previenen muchos problemas de piel y olor.
- Dale una buena alimentación. Un pienso de calidad mejora la digestión y el olor corporal.
- Báñalo solo si es necesario. Un baño ocasional con champú para gatos basta si se ensucia demasiado.
Llévalo al veterinario con regularidad. Una revisión al año (o más si es mayor) ayuda a detectar problemas antes de que aparezcan los síntomas.
Preguntas frecuentes sobre el mal olor en gatos
Si notas que tu gato no huele como siempre ya sabes a qué se puede deber y cómo actuar; cuida su alimentación, límpialo y llévalo al veterinario cada cierto tiempo para comprobar que todo está perfecto. Tu gato disfrutará de su buena salud y tú de su compañía.
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