Una de las interminables preguntas que nos hacemos de nuestros compañeros perrunos es cómo pueden percibir el tiempo. Es decir, cómo se las arreglan para saber cuando llegamos a casa, cuándo es la hora de salir al parque, su hora de comer o lo que resulta aún más increíble: cómo distinguen los días laborables de los fines de semana.
No hay muchos estudios que se centren en la percepción temporal de los perros y otros animales, de hecho, a muchos nos gusta atribuirles un sexto sentido a sus comportamientos inusuales. Pero lo cierto es que tiene que ver con sus ritmos circadianos y su percepción sensorial.
Trucos para entender la percepción del tiempo de los perros
El ritmo circadiano se basa en el “reloj biológico” que también compartimos los humanos. Comer, dormir, hacer nuestras necesidades entre otras muchas cosas incluidos los cambios de estación, se rigen por el ciclo de la luz y la temperatura. De esta forma, su reloj interno les avisa cada día a la misma hora.
Además, tus tareas diarias les ayudan en gran medida. Despertarte a la misma hora, vestirte y desayunar es una señal inequívoca del paseo matutino. No te olvides que tu compañero adora la rutina y los grandes cambios les provocan nerviosismo y estrés.
En cuanto a la percepción sensorial aquí entra en juego dos de sus sentidos más desarrollados: el olfato y el oído. Un perro es capaz de oír cuatro veces más que un humano. No es de extrañar que cuando llegues a casa ya esté esperándote en la puerta. Teniendo en cuenta que su oído es muy selectivo y es capaz de captar frecuencias imperceptibles por los humanos, distinguir tu coche del resto no debe ser una tarea difícil.
¿Y qué hay del olfato? Un reciente estudio realizado por la BBC revela que los perros utilizan el olfato para saber cuándo su dueño está a punto de llegar a casa. Detectan cómo el olor del humano va disminuyendo en el ambiente a lo largo de las horas y cuando llega a un nivel determinado es la señal que indica que tarde o temprano vamos a entrar por la puerta.
En el vídeo de esta entrada te mostramos cómo hicieron el estudio con el perro Jazz: él espera pacientemente a su dueño y cuando llega la hora salta al sofá y sale a recibirle. El resultado de la prueba llega al día siguiente cuando se colocan camisetas sudadas encima del sofá para hacer más perceptible el olor de su dueño, ¡Jazz no reaccionó!
Quizá con este estudio podamos llegar a entender por qué los saludos de tu perro son más efusivos si llevas más tiempo fuera. Lo que queda claro es que en cuanto a percepción sensorial se refiere ¡nos llevan ventaja!
¿Te parece que este experimento arroja algo de luz a su comportamiento? ¿O aún nos falta mucho por aprender de nuestros queridos amigos?
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