Los gatos son extremadamente limpios. De hecho, ponen en práctica un ritual por el que se acicalan cada vez que se notan sucios o cuando perciben que no están lo suficientemente coquetos. Y es que conviene recordar que los gatos no suelen ser grandes amantes del agua, pese a que hay excepciones.
Cabe destacar que el pelaje del gato es el signo externo del animal que mejor refleja su belleza, pero también su estado de salud. Pese a los mitos, esta parte del cuerpo requiere de una serie de cuidados que influyen directamente en su bienestar, por lo que debemos ser especialmente cuidadosos con el aseo de los gatos.
Por eso, cepillar frecuentemente al gato ayuda a eliminar el pelo muerto y a mantener su pelaje libre de suciedad y de ácaros, algo especialmente necesario si se es alérgico. Además, este cepillado le proporciona un gran placer al animal y a la vez actúa como un masaje estimulante para su circulación. Y otra ventaja es que con este hábito ayudamos a reducir sensiblemente los problemas que ocasiona la formación de las bolas de pelo (o tricobezoares) en su estómago tras acicalarse.
Aseo para gatos
Aparte del cepillado, un baño también puede ser beneficioso para el cuidado del pelaje de tu gato. Y es que si le acostumbras al baño desde que es muy pequeño, tu gato no tiene por qué desarrollar una fobia al agua e incluso puede asociarlo como una experiencia positiva.
Cabe mencionar también que la periodicidad del baño varía en función de cuando se considere necesario pero lo aconsejable es hacerlo una vez al mes.
Cómo bañar a un gato
Lo mejor para bañar a tu gato es hacerlo en la ducha (con una altura de agua mínima que le llegue a la tripa), en el bidé o en un pequeño barreño que no sea no muy alto, poniendo además una toalla en el fondo para que el animal pueda agarrarse con las uñas y se sienta más confiado.
A la hora de bañarlo hay que sujetar bien al gato y con la mano que queda libre verter el agua sobre su cuerpo. A continuación hay que aplicarle una pequeña dosis de champú especial para mascotas, que además suelen ser suaves e incluso pueden tener algún componente antiparasitario.
¿Cómo cuidar el pelo de un gato?
Tras aplicarle el champú, se puede empezar a lavar el pelaje del animal, evitando mojarle los ojos y las orejas. Después se le aclara bien y finalmente se le envuelve en una toalla seca que se debe frotar suavemente para que el gato entre en calor. No se recomienda utilizar el secador de pelo, ya que podría quemar su pelaje y, además, su sonido puede resultar estresante para el felino.
Tras el aseo del gato, conviene peinar suavemente su pelaje, aunque lo más normal es que el animal quiera volver a oler a gato y que comience a acicalarse, ritual habitual en estos felinos.
En la época de muda se recomienda un cepillado diario para eliminar todos los pelos muertos que quedan enredados en el pelaje y para evitar que caigan en los muebles de la casa.
Para una correcta higiene de los gatos de pelo largo el cepillado es una necesidad a la que hay que acostumbrarlo desde pequeño. Para ello, comienza con sesiones cortas, como si jugaras, y nunca dejes que le duela, pues no te dejará volver a intentarlo. Si no lo haces, se le formarán nudos que son casi imposibles de deshacer y tendrás que recortarlos con tijeras. También es conveniente recortar los pelos de alrededor del ano para evitar que se le adhieran heces o pequeñas piedras de la bandeja sanitaria.
Alternativas al baño
Si tu mascota es hidrofóbica, es decir, que tiene miedo al agua, y el baño parece imposible, en el mercado existen espumas y champús en seco que funcionan bien para realizar una higiene completa de tu gato.
Cuidado de la piel de un gato
Como se mencionaba anteriormente, la belleza del pelaje de un gato también es un reflejo de su estado de salud. Algo que se debe a una buena nutrición, la cual debe estar compuesta por alimentos ricos en proteínas de calidad, ácidos grasos Omega 3 y Omega 6, oligoelementos como el zinc, vitaminas y minerales.
De ahí que, en caso de que el gato padezca una dermatitis atópica, sea conveniente recurrir a un suplemento de calidad como Atopivet cápsulas de Bioibérica, rico en óxido de zinc y vitamina E, que ayudan a la piel a recuperar el metabolismos celular, mejorando también los síntomas de la dermatitis.
Este tipo de suplemento incorpora ingredientes punteros como los nucleótidos y el ácido hialurónico, que se encargan de restaurar y reparar la piel mientras reducen la deshidratación.
Asimismo, Atopivet integra ácido eicosapentanoico (EPA), que disminuye la inflamación y refuerza la inmunidad, y ácido gamma linolénico (GLA), que además de ser un buen antiinflamatorio, favorece la función de barrera de los lípidos dérmicos.
La importancia de los nucleótidos en la dermatología
En primer lugar, es importante saber que los nucleótidos son nutrientes semi-esenciales que se caracterizan por su composición molecular, la cual está llena de energía. De ahí que sean tan utilizados en toda clase de células para la transferencia de energía en los procesos metabólicos que de forma natural lleva a cabo el organismo, como es la regeneración de la piel en caso de sufrir cualquier alteración o lesión.
Por su parte, los ingredientes presentes en las dietas suelen ser pobres en nucleótidos. Por lo que si, por ejemplo, el sistema inmunitario demanda nucleótidos y la síntesis endógena (propia del organismo) es insuficiente, sería necesaria la administración de un suplemento que satisfaga dicha necesidad.
Y extrapolando este caso al terreno de la piel, diferentes investigaciones han puesto de manifiesto que la combinación de nucleótidos junto a glicosaminoglicanos (que ayudan a mantener la homeostasis de la piel) y al ácido eicosapentaenoico (EPA) puede favorecer la proliferación de fibroblastos, fundamentales en el proceso de cicatrización.
Dicha combinación es la que se encuentra en Atopivet cápsulas mediante Nucleoforce®, un concentrado equilibrado de nucleótidos desarrollado por Bioiberica que resulta útil a la hora de tratar patologías que afecten a la salud dérmica en pequeños animales como los gatos, además de estar indicado para restaurar la piel y mejorar la reparación de las heridas que esta pueda sufrir.
Higiene de los gatos: ojos, oídos y uñas
Por último, aunque no por ello menos importante, hay que prestar atención al aseo de tu gato a través de la revisión de otras partes de su cuerpo.
Lo aconsejable para los ojos es limpiar las legañas acumuladas cada dos días. Solo necesitas un algodón humedecido con agua o suero fisiológico que debes mover alrededor de los ojos sin llegar a tocar el globo ocular. Y en caso de que el lagrimeo sea excesivo o que incluso haya enrojecimiento, debes consultar inmediatamente a un veterinario.
En el caso de los oídos hay que ser extremadamente cuidadosos para evitar un daño serio. Los expertos recomiendan el uso de un limpiador de oídos específico para gatos. Una vez que lo tengas, tan solo debes abrir la oreja del gato, echar dentro una gota del limpiador y realizar un pequeño masaje en la base de la oreja. Una vez hecho, el gato sacudirá su cabeza, eliminando así el cerumen acumulado.
Y para las uñas existen dos posibilidades. Una es ofrecerle al gato un rascador con el que él mismo se lime las uñas o bien cortárselas con unas tijeras de punta redonda o con un cortauñas. Para ello, se aconseja presionar suavemente las almohadillas de sus patas hasta que salgan las uñas y cortar solo las puntas, evitando hacerle sangre al gato.
Recuerda que si tienes cualquier tipo de duda acerca de las rutinas de aseo para tu gato puedes acudir a un centro veterinario de Clinicanimal, donde los expertos te asesorarán sobre la mejor forma de tratar los aspectos relacionados con el cuidado del pelaje y la piel de tu minino.
Ayudante Técnico Veterinario especializada en etología canina. Tiendanimal me ha permitido durante años trabajar en lo que más me apasiona: el mundo animal. Compagino mi trabajo colaborando como voluntaria en protectoras, santuarios, reservas y cualquier evento o actividad relacionada. He realizado diversos seminarios y cursos relacionados con la educación canina, las aves, la primatología y un largo etcétera. Disfruto aprendiendo cada día de estos increíbles compañeros con los que tenemos la suerte de convivir.