Los dragones barbudos son lagartos agámidos del género Pogona, y dentro de éste son la especie que más comúnmente se encuentra en cautiverio. También se lo llama dragón de cabeza amarilla o dragónbarbudo de tierra adentro o central. Últimamente se están popularizando otras especies entre los criadores de reptiles: el Pogona barbata (dragón barbudo común) y Pogona henrylawsoni (de Rankin).
Procedencia de los dragones barbudos y cómo son
Los dragones barbudos son originarios del centro y este de Australia, desde regiones semi-desérticas, áridas y rocosas y hasta zonas de bosque de eucaliptos abierto y seco. Tienen una cabeza ancha y triangular característica de los agámidos, su cuerpo es redondeado, sus patas son fuertes y su cola robusta. El color de las distintas especies depende de su lugar de origen, variando desde el castaño simple al tostado con toques rojos o dorados.
Son grandes trepadores y pasan gran parte del tiempo sobre ramas y arbustos, incluso se los halla sobre postes de alambrado o mesas para picnic cuando viven cerca de poblaciones humanas. Durante la mañana y la tarde se los ve reposando sobre rocas y ramas expuestas. Son de hábitos diurnos pero, al igual que muchos habitantes de los desiertos, pasan las horas más calientes del día ocultos en cuevas bajo la tierra y están bien adaptados a las noches frías.
¿Qué comen los dragones barbudos?
Son omnívoros, ya que comen vorazmente tanto invertebrados (insectos) como pequeños vertebrados (lagartos pequeños y serpientes) y se alimentan de plantas, incluyendo hierbas, frutas y flores. En los lugares donde viven no siempre es fácil conseguir alimento, por lo tanto no son muy quisquillosos a la hora de escoger la comida y sus estómagos son grandes como para almacenar grandes volúmenes.
¿Qué comportamiento tienen?
Las escamas en la zona de la garganta y los costados de la cabeza han evolucionado hasta volverse puntiagudas, lo que les valió el nombre de “barbudos”. Cuando se sienten amenazados, estos dragones achatan su cuerpo y erizan estas espinas para parecer más grandes y atemorizantes ante sus enemigos. Lamentablemente, este espectáculo se ve rara vez en cautiverio, ya que estos lagartos son sociables y se adaptan bastante bien a vivir con los humanos, de modo que no se sienten intimidados y no necesitan desplegar su estrategia de defensa.
Otro comportamiento que resulta atractivo es su “saludo”; los dragones levantan una pata delantera y la mueven en círculos como si dijeran “hola”. Aparentemente esto funciona como forma de reconocerse y como acto de sumisión, ya que un dragón pequeño o una hembra harán este movimiento ante un macho más grande y agresivo. El macho muestra su dominancia moviendo la cabeza de arriba hacia abajo rápidamente, frecuentemente con la barba erizada.
Reproducción de los dragones barbudos
Alcanzan su madurez sexual entre el primer y el segundo año y la estación reproductiva tiene lugar durante los meses de primavera y verano en Australia (septiembre a marzo). Durante la época de apareamiento las barbas de los machos se vuelven negras, lo que permite diferenciarlos de las hembras. Los dragones en cautiverio no tienen comportamiento estacional y pueden reproducirse en cualquier época del año. Esto se debe a que las condiciones artificiales en que viven no presentan variaciones a lo largo del año.
Las hembras escarban en el suelo y ponen hasta 20 huevos por vez, pudiendo repetirlo varias veces en el año. Una vez que terminan la puesta, tapan cuidadosamente el agujero y se retiran. Los dragones pueden tardar entre 45 y 72 días en nacer, dependiendo de las temperaturas ambientales, que deben rondar los 28ºC. Los pequeños, que pueden pesar solo 2 gramos al nacer, tienen rayas y pueden mostrar una línea naranja cerca de los ojos, pero cuando crecen este dibujo se hace menos evidente.
A partir de 1960 el gobierno de Australia prohibió completamente la exportación de cualquier animal silvestre nativo, por lo que los dragones barbudos que se consiguen en la actualidad son criados en cautiverio y descienden de los que fueron exportados antes o contrabandeados entre 1974 y 1990. En Australia las poblaciones de dragones son muy abundantes y no se encuentran en peligro. Allí se desalienta con exigencias rigurosas la tenencia de estos y otros lagartos en cautiverio.
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